Jartum. AFP. La periodista sudanesa Lubna Ahmed al-Hussein, encarcelada por haber usado un pantalón considerado "indecente" y liberada hoy, prometió seguir luchando tras recobrar su libertad.
En los cafés de moda y los enclaves cristianos de Jartum, miles de mujeres llevan a diario pantalones, pero están a la merced de los policías que, según su parecer personal, pueden considerar o no que la prenda es "provocadora".
La periodista Lubna Ahmed al-Hussein decidió denunciar la legislación vigente en Sudán luego de ser detenida por la policía en julio pasado, junto con otras doce mujeres, en un café de Jartum por llevar una vestimenta considerada incedente, para el caso un pantalón, delito pasible de 40 latigazos.
El año pasado, en el estado de Jartum, el más poblado de Sudán (5 millones de habitantes), fueron detenidas cerca de 43.000 mujeres por motivos de vestimenta, según un funcionario de la policía citado por los partidarios de al-Hussein.
El año pasado, en el estado de Jartum, el más poblado de Sudán (5 millones de habitantes), fueron detenidas cerca de 43.000 mujeres por motivos de vestimenta, según un funcionario de la policía citado por los partidarios de al-Hussein.
Sin embargo, todos esos casos no desencadenan polémicas dado que las mujeres prefieren callar y sufrir en silencio la pena, que puede llegar (pero no siempre llega) a los 40 latigazos.
Su historia fue sonada, cuando Lubna fue detenida asistia a un concierto e iba acompañada de un fotógrafo que fue golpeado por fanáticos que le gritaban a la joven, comprometida y guapa periodista que mide 1,72 y que no se amilanó: Has difamado al Islam y esta vez lo pagaras, no escaparas al castigo.
Lubna pasó 22 horas en la cárcel y fue condenada a una multa de 200 dólares, que fue pagada, contra su voluntad.
Lubna pasó 22 horas en la cárcel y fue condenada a una multa de 200 dólares, que fue pagada, contra su voluntad.
Abandonó su puesto de agente de prensa en la ONU -y la inmunidad que ello suponía- para desafiar a las autoridades del régimen integrista sudanés. Al final, le conmutaron la pena de latigazos y el oficialista sindicato de periodistas pagó su fianza de 150 euros para apagar el ruido mediático.
La decisión de dejar su país llegó después de un nuevo paso por comisaría, un mes después del incidente de los pantalones. Esta vez, estaba tranquilamente tomando un té en una cafetería cuando dos agentes de la policía secreta la llevaron presa. "Me dijeron que no necesitaban de la ley para arrestarme. Hay tres testigos que pueden acreditarlo. Éste fue su mensaje: 'Usted ha insultado al Gobierno y al presidente'. Les dije que sólo había denunciado que no se respeta la ley ni la Constitución en Sudán. Me dijeron que podían conseguir testigos contra mí para cualquier cosa. Pensé que podían poner drogas en mi bolso y acusarme de lo que quisieran. A las tres horas me soltaron y volví a casa. Entendí su mensaje".
Después llegó el segundo mensaje, el del hombre de la barba negra, "un miembro de un grupo islámico" que se presentó en su casa para aleccionarla sobre su vestimenta. Ella ya tenía su decisión tomada. En Sudán era un blanco muy fácil.
Tenía prohibido salir del país, pero debía proseguir su lucha desde fuera; concienciar al mundo de la situación en que viven las mujeres musulmanas en regímenes como el sudanés. El niqab que le dio aquel hombre encajó perfecto en su plan de fuga.
La decisión de dejar su país llegó después de un nuevo paso por comisaría, un mes después del incidente de los pantalones. Esta vez, estaba tranquilamente tomando un té en una cafetería cuando dos agentes de la policía secreta la llevaron presa. "Me dijeron que no necesitaban de la ley para arrestarme. Hay tres testigos que pueden acreditarlo. Éste fue su mensaje: 'Usted ha insultado al Gobierno y al presidente'. Les dije que sólo había denunciado que no se respeta la ley ni la Constitución en Sudán. Me dijeron que podían conseguir testigos contra mí para cualquier cosa. Pensé que podían poner drogas en mi bolso y acusarme de lo que quisieran. A las tres horas me soltaron y volví a casa. Entendí su mensaje".
Después llegó el segundo mensaje, el del hombre de la barba negra, "un miembro de un grupo islámico" que se presentó en su casa para aleccionarla sobre su vestimenta. Ella ya tenía su decisión tomada. En Sudán era un blanco muy fácil.
Tenía prohibido salir del país, pero debía proseguir su lucha desde fuera; concienciar al mundo de la situación en que viven las mujeres musulmanas en regímenes como el sudanés. El niqab que le dio aquel hombre encajó perfecto en su plan de fuga.
Lubna fue detenida (03-07-09) en Jartum junto a doce sudanesas que también llevaban pantalones. Diez de las detenidas se declararon culpables y recibieron 10 latigazos cada una, además de una multa de 75 euros.
El Día de Alá solo se puede detener a los que hayan cometido crímenes graves. El gravísimo delito cometido por Lubna es atacar al Islam por llevar pantalones.
Esto se ha convertido en un caso de prueba para los derechos de las mujeres en Sudán.
Lubna, se considera a sí misma como una buena musulmana y llevaba pantalones sueltos cubiertos por una blusa larga, sostiene que el caso "no se trata de religión, se trata de los hombres que tratan mal a las mujeres ". Ella quiere cambiar la ley en nombre de todas las mujeres de Sudán.Argumenta que el artículo 152, que permite la flagelación o la imposición de multas a cualquier persona que "viola la moral pública o lleva ropa indecente" sin definir "ropa indecente", sí viola tanto la Constitución provisional de Sudán como la sharia.
Es bien significativo que uno de los lugares mas vigilados en lo relativo a la corrección vestimental sea la Universidad de Jartum donde esta prohibido que las mujeres lleven pantalones y de lo que se encargan Policías Universitarios contra el vicio y a favor de la virtud, que cumplen su función de forma muy escrupulosa y violenta.
Es increible como en la actualidad somos capaces de imponer unas normas absurdas de cumplimiento ridiculo como los autores de las mismas, comprobar que son hechos vigentes y de alguna manera se relacionan con el mundo de la moda, el uso de la prenda en sí, define tu estilo elegido libremente o al menos deberia ser asi para todos/as...
Pienso que personas que se diferencian por su valor y rebeldia nos ayudan a agradecer nuestra actual visión del prisma cuando nos pongamos nuestros correspondientes pantalones vaqueros...
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